LA RADIO COMO INTERESANTE MEDIO DE COMUNICACIÓN

RESUMEN: La radio es un medio de comunicación que pese a la incorporación de los avances tecnológicos de la información y la comunicación, sigue siendo la más rápida y la más instantánea. No es nada fácil hablar por radio, para ello se requieren ciertas características por parte del locutor, que son piezas fundamentales para lograr una comunicación efectiva.

PALABRAS CLAVE:  Radio, medio, avances tecnológicos, comunicación, efectiva.

SUMMARY: The radio is a medium that despite the incorporation of technological advances in information and communication is still the quickest and most instantaneous. It's not easy to talk radio, for that certain characteristics are required by the broadcaster, which are cornerstones for effective communication.

KEYWORDS: Radio, environment, technological advances, communication effective.

"La radio afecta a la gente de una forma muy íntima, de tú a tú, y ofrece todo un mundo de comunicación silenciosa entre escritor- locutor y el oyente" 

Marshall McLuhan 

La radio tiene la virtud de llegar a todos los público porque son sencillos y fáciles de entender, porque entretiene, porque no es necesario saber leer, porque es gratuita y por muchas otras razones. La radio ha generado una gran confianza entre sus seguidores, tal vez porque la mayoría de los locutores se dirigen a ellos de tú a tú, le despiertan por la mañana, les acompañan durante la noche, conversan con ellos, es algo que no ocurre con otros medios.

La radio ha existido desde antes que cualquier otro medio audiovisual y ya que los oyentes solo podían escuchar la voz del locutor, no les quedaba otra que imaginar lo escuchado. Entonces, la capacidad de generar imágenes mentales en los oyentes es, sin duda, la principal especificidad de la radio como medio de comunicación, aunque tradicionalmente también se le ha atribuido otras propiedades como por ejemplo: su inmediatez, la heterogeneidad de su audiencia, su accesibilidad o la credibilidad de sus mensajes. Y a diferencia de otros medios es barata y sencilla.

Luego de haber leído uno de los tantos capítulos del libro "Manual urgente para radialistas apasionados" de López Vigil, me llamó la atención La personalidad de la radio, en la que él describía a la radio "como un medio de comunicación íntimo, casi privado. Al principio, no fue así, pero ahora ese puesto lo ocupa hoy la televisión y los radialistas le agradecen a ésta el haber liberado a su medio de esa función espectacular".

Claro que antes de definir la radio, primero nos describe, de una manera muy creativa, cuál es el viaje que realiza las ondas sonoras a través de nuestra oreja, pasando por el pabellón de ésta, el hueso temporal, el tímpano, entre otros, terminando en los lóbulos temporales del cerebro.

Hubo una frase que no entendía: "Nuestros oídos sienten". ¿Qué? ¿A qué se refiere con eso? ¿Es posible?. Sin embargo, él lo demuestra con un experimento que se trata de ver una película y quitarle el audio, con lo cual, se vería el video, pero resulta ser frío. Luego pide que se haga lo contrario, o sea apagar la imagen y solo dejar el audio de los diálogos, música, ambiente, etc. Y ahí está, efectivamente, él tenía razón con tan solo escuchar tú te lo puedes imaginar.

¿La radio, tiene sentidos? La radio, es ciega, no tiene vista pero si oído, y por lo tanto voz. ¿Ver para creer?, yo más bien diría oír para sentir. Cuando repasamos la clase para un cierto examen, hacemos uso de la lectura, al hacer esto en nuestra mente los sonidos están presentes, como si un duendecillo con nuestra misma voz, hablara internamente, para nuestro interior.

La radio genera una situación comunicativa muy particular, en la que emisor y receptor se ven sin ser vistos y en la que se perciben espacios sin ser percibidos, que a la hora de transmitir no son reales pero en nuestra mente se crea ese vínculo.

Además, nos habla de que se cambió el modo de escuchar la radio así como el modo de hablar por radio, es decir, que los locutores gritones, vociferantes, ya no van  acorde con la radio de hoy. Lo que se necesita ahora es que el locutor le hable al oído del oyente (intimar). La intimidad, en este caso, se refiere al tono de confianza, intentar llegar a la complicidad, entre el locutor y el oyente.

Para que se puede lograr ese lazo íntimo con el oyente se debe hacer mediante un lenguaje afectivo que sea efectivo, es decir, que el mensaje contenga alegría, tristeza, dolor, ternura, que haga reír o llorar, si es así está bien. Pero si el mensaje no expresa nada de lo anterior no se conseguirá el propósito.

A todo esto ¿para qué se creó la radio?. Si bien es cierto, ya se ha dicho que se quiere intimar con el receptor, pero con qué intención. López Vigil dice: "Alegrarle la vida a la gente: tal vez sea esa la primera misión de una radio". Para ello se debe dejar un poco de lado la seriedad (pero no el profesionalismo), ya que ahora  los locutores, entrevistadores, conductores pierden espontaneidad frente al micrófono; e intentar reír un poco, o sea, hay que aprender a reírse ante el micrófono, basta con perder el miedo al ridículo, a bromear, a payasear. Con esto también podemos llegar un poco más al oyente.

Muchos de los futuros locutores tienen una esencia que los identifican es la alegría y humildad, esta emoción debe ser privilegiada en la radio, la alegría tiene visa en casi todas los programas. Y tiene demanda en casi todos los oyentes.

No debemos olvidarnos que para hablar por radio tenemos que usar palabras concretas, que el oyente puede pronunciar con facilidad, no usar palabras rebuscadas, de esta manera haremos que se pierda la ilación de lo que decimos. El lenguaje radiofónico debe ser descriptivo, narrativo, sensual (emplear palabras que estimulen).

En primer lugar, una afirmación totalmente obvia después de lo que ya ha sido escrito/leído: el lenguaje radiofónico no es única­mente la palabra; se constituye de los sistemas expresivos e la pa­labra, la música y os efectos sonoros. –Esta falsa identificación del lenguaje radiofónico- - como el lenguaje verbal en la radio se afianza en la limitada concepción del medio como un canal transmisor de mensajes hablados, soporte para la comunicación a distancia entre personas, excluyéndose el carácter de la radio como medio de ex­presión. Han sido casi siempre profesionales del periodismo radiofónico o investigadores de la radio como un medio de información periodís­tica quienes han defendido esta reducida capacidad expresiva del lenguaje radiofónico como un simple sistema semiótico de la palabra. Bajo la etiqueta o denominación de "lenguaje radiofónico", sólo he­mos visto una gran preocupación por el estudio de la redacción infor­mativa específica para este medio: "número de palabras por minuto", "improvisación verbal", "sintaxis simple", "número de palabras por frase", "pausas" ... Desde esta perspectiva, el estudio del lenguaje ra­diofónico sólo ha sido el estudio de la adecuación y tratamiento espe­cífico del universo significativo de la palabra en la radio, con el obje­tivo de estructurar mejor algunas de las rutinas de producción del pe­riodista en el proceso de construcción de la noticia.

La radio es solo sonido, en otras palabras, es voz. Pero una voz triple: la voz humana (expresada en palabras), la voz de la naturaleza (del ambiente, los llamados efectos de sonidos), la voz del corazón (de los sentimientos, expresada a través de la música).

Si nuestro mensaje contiene música, efectos sonoros y palabras, lo hará más interesante, provocando que el oyente o receptor no se pueda resistir a escucharnos, prestándonos su máxima atención y a la vez harán todo lo posible por imaginarse el contenido. Con ello, los distintos distractores que se encuentren en el ambiente desde donde escuchan ya no serán un problema.

Como hemos visto la personalidad de la radio tiene grandes características desde su inmediatez (palabra hablada que se transmite al oyente), su comunicación afectiva (para lograr tener una conexión más íntima con el receptor), vocabulario claro y sencillo, lenguaje radiofónico atractivo, etc. Por lo tanto, hacer radio no es tan sencillo como parece.

Si hablamos de personalidad nos daremos cuenta que tiene que ver con el sonido, digamos que el carácter de un medio de comunicación depende del sonido al que se dirige. Tengamos en cuenta que la personalidad de la radio no está establecida por los radialistas, sino por el oído humano. Hacer radio es seducir al oyente, y esta atracción puede darse por una atracción impactante, aquí todos los formatos sirven. El caso es establecer esa corriente afectiva de emisor a receptor y viceversa. Hacer radio es mucho más allá de dar una noticia, hacer radio es una pasión, un amor que es ciego como el oído. Como la radio, solo se ve con el corazón.

Entonces podemos decir que hablar por radio es despertar nuevas ideas, estimular la criticidad, sentar juicios y sacudir prejuicios. El oído desarrolla el pensamiento propio. Todo esto se puede y debe hacer en nuestros espacios informativos y de debate, en las revistas, en toda la programación. El asunto es hacerlo con gracia.