ENSAYO --> ESPEJO


La población eurekana es, como ya lo dije,  gente muy amable y muy cordial. Lugares como este caserío y muchos otros quedan tan alejados de la ciudad que de alguna u otra manera son olvidados por las autoridades y cuando se acuerdan de ellos, les hacen promesas como que su comunidad va a cambiar de un momento a otro, como si en realidad fuera así de fácil. Es por ello, que esta gente, aunque traten de esconderlo, ya no tienen tanta confianza en personas que no sean de su misma comunidad o aledañas. Y tienen toda la razón.

Trabajar con las mujeres de esa comunidad sería algo muy beneficioso para ellas mismas. Dicho y hecho, nos dejaron entrever que se sentían a gusto y contentas por el taller de bisutería que se llevó a cabo. Además, pudimos notar que después de ese primer taller, recuperaron esa esperanza de aprender algo nuevo, algo que les sirva, algo que les permita demostrar a los demás y a sí mismas que son capaces de progresar y superarse, siempre y cuando, se lo propongan. No solo ellas resultaron contentas, sino también sus hijos que por medio de redes sociales (Facebook) agradecieron la oportunidad que se les brindaba a sus madres por instruirse en lo que ellas deseaban.

Para las actividades que continuaban, ya no eran talleres, sino charlas y dinámicas para que ellas puedan desenvolverse, asi como sentir un poco más de unión y confianza. En la primera y segunda actividad nos fue bien con el propósito, pero luego como que ellas ya no parecían muy a gusto, obvio no todas, pero sí algunas.

Para el resto de actividades, daba la impresión de que las mujeres eurekanas asistían solo por cumplir, parecía como si se hubiese perdido esa emoción que demostraron al inicio con el taller de bisutería. Es como si ellas quisieran saltarse de frente a los talleres. Personalmente, pude notar en sus rostros algo de desánimo y desgano, como si creyesen que solo estamos dando vueltas y vueltas, como que solo estuviéramos tonteando. Aun así, ellas asistían, aunque poco a poco llegaban cada vez menos.

Algo que sí debo rescatar es un gesto tanto de la señora Dora y la señora Daysi que a manera de agradecimiento nos regalaron tamales y guabas, respectivamente. De verdad que fue un gran gesto. Ambas asistieron siempre con las mismas ganas de principio a fin.

En otra oportunidad que nos reunimos con las eurekanas para comunicarles que teníamos planeado grabar una canción y la letra de esta tenía mucho que ver con su comunidad y con sus características, les gustó mucho la idea, es más, aquella vez asistieron una gran cantidad de mujeres y muy gustosas colaboraron con la actividad. Además, esa vez presentamos unos videos que en su contenido revelaba cierta similitud con el caso de ellas, ahí pude notar que su ánimo y sus ganas estaban volviendo, lograron recobrar esa motivación que mostraron en un principio. Por ende, les avisamos que la semana siguiente empezarían los talleres que ellas tanto esperaban (confección de blusas, confección de vinchas y repostería) y su emoción fue más grande todavía, ya que entre ellas se pasaban la voz y decidían en qué taller les gustaría estar y qué les gustaría aprender. De hecho, esperaban con ansias nuestra siguiente visita.

Como era de esperarse, el día de los talleres, hubo muchas asistentes, mostraron su emoción antes, durante y después de los talleres. Antes, ya que cuando llegamos, ellas ya nos estaban esperando reunidas en la casa de la señora Dora, quien ha sido nuestro principal apoyo desde el primer momento, por adquirir (en algunos casos, reforzar) esos conocimientos que les permitirían producir algo nuevo para ellas y que les serviría para poder generarse un ingresos extras. Durante, puesto que en el proceso de aprendizaje, pude ver que cada una de ellas estaban tan concentradas que no quitaban los ojos de la capacitadora a cargo. En algunos casos, varias de las asistentes, anotaban en un cuaderno pequeño todo los pasos a seguir; otras, preferían ayudarse de su celular y grabar el procedimiento. Después que el taller finalizó, las eurekanas se mostraron muy complacidas, con una sonrisa en su rostro que evidenciaba su satisfacción por lo aprendido.

Incluso, ellas sugerían a sus capacitadoras que en el siguiente taller, por favor les enseñaran diversas prendas y postres. Así, cada una daba una acotación y se transformó en una lluvia de ideas y entre ellas mismas se ponían de acuerdo y se decían: “este sí”, “este no”, “yo recuerdo haber visto uno en la televisión que tenía…”, “en el mercado encontré una vincha muy bonita porque tenía…”, etc.
Definitivamente, nos hemos ganado su confianza. Ahora sé que ellas nos esperan cada viernes con nuevos talleres para seguir aprendiendo más y más. Estoy seguro que ya se dieron cuenta que con esas ganas y empeño pueden lograr muchas cosas, sobre todo el principal objetivo: emprender.

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